Amén, Amén y Amén

Ha llegado otro domingo más, los hermanos llegan animados, esperando con ansias el momento de los cantos para expresar el gozo. Por otro lado, el hermano que dirige toma su lugar y abre el servicio saludando con un: “Dios les Bendiga hermanos”, muy apenas se escucha el “Amén” en contestación al saludo. En las acciones de gracias que algunos hermanos expresan, se escapa uno que otro “amén” en manifiesto de gratitud por lo que han dicho los que pasaron al frente.

Ha llegado el momento que los hermanos estaban esperando… el momento de los cantos, de pronto, por aquí y por allá se comienzan a escuchar los “amenes”, sigue así durante los cantos…

Se deja el lugar al hermano del devocional, él saluda con un “Dios les bendiga” y, como contestación, solo se oye un murmullo… El predicador comienza a levantar su voz y de pronto se escucha a gran voz un “Amén” con el cual se asiente lo antes expresado en el sermón…

De pronto el predicador dice: “Hermanos… Satanás está entre nosotros y nos acabará”, en ese preciso instante se pone uno en pie desde una de las bancas de atrás y dice: ¡Amén, gloria a Dios!, y los hermanos –junto con el ministro- voltean a verlo sorprendidos de lo que ha dicho…

¿Le parece familiar esta escena? Es lo que estamos viviendo en nuestros servicios en los cuales se habla de la Palabra de Dios, tal parece que muchos de los hermanos y aún en la mayoría de las denominaciones, se está perdiendo el significado que tenía –y tiene-esta palabra.

¿DE DÓNDE VIENE LA PALABRA AMÉN Y QUÉ SIGNIFICA?

Esta Palabra no es más que una transliteración (palabra no traducida) que nos viene del Hebreo y del Griego, idiomas en que se escribió la Biblia, y se refiere a firmeza, dependencia, durabilidad, continuidad; estar seguro, afirmar la verdad, en otras palabras, significa: “que así sea”.

EL USO DE ESTA PALABRA EN LA BIBLIA.

En el Antiguo Testamento esta palabra es usada 25 veces y se utiliza en ocasiones solemnes, para confirmar algo solemne que se está pronunciando, sea una bendición o una maldición. Por ejemplo: en Dt. 27:15-26, el pueblo de Israel fue instruido a responder con su Amén cada vez que una maldición fuese proferida en el Monte Ebal: “Y todo el pueblo responderá y dirá “¡amén!”. En Nehemías 8:6, en un momento de alabanza, mientras Esdras estaba bendiciendo al Señor, el Pueblo dijo: Amén.

En el N. T. La palabra se utiliza 126 veces y es utilizada de la misma manera que en el A. T. Solo que aquí es más utilizada por el Señor Jesús cuando comenzaba y terminaba algunos de sus discursos. (En verdad, en verdad es la traducción en la Biblia)

¿DEBEMOS PRONUNCIAR UN AMÉN…CÓMO?

¡Claro que debemos pronunciarlo! Y no uno solamente sino todas las veces que sea necesario y que lo sienta más que nada el que lo dice. El amén lo debemos expresar por ejemplo:

1. Cuando un hermano nos dice “Dios te bendiga” (nosotros deberíamos responder: Amén) porque el hermano nos desea que Dios nos bendiga y nosotros decimos con el amén que “así sea”.

2. En las oraciones. Siempre y cuando estemos de acuerdo con lo que ha dicho el que nos dirige en la oración.

3. Después de la lectura Bíblica. Esto lo encontramos muchas veces el la palabra de Dios.

4. En las acciones de gracias. Cuando los hermanos nos saludan y expresan una bendición que comparten a nosotros, nosotros deberíamos contestar con un ¡Amén!.

5. Cuando se glorifica a Dios. Cuando se dice una de las maravillas o se hace notar el poder de Dios, nosotros debemos responder ¡Amén! Esto lo encontramos en Apocalipsis, cuando se dice que al cordero sea la gloria, la honra, el poder y la sabiduría, por los siglos de los siglos amén.

6. En las alabanzas. Cuando una de ellas expresan gratitud o resaltan los atributos de Nuestro Dios.

En todo esto nosotros debemos utilizar el Amén. Pues es el uso correcto. Así que, hermano, tienes mucho por qué decir amén, que no te dé pena el expresarlo si otros hermanos no lo hacen, no tengas miedo de que te confundan con un pentecostés, simplemente porque dices amén.

¿Quieres hacerlo? Desde este momento lo puedes poner en práctica esto que has aprendido, sé uno de los que colaborarán a que este día sea de bendición y de edificación para todos, expresando el ¡AMÉN! Cuando se requiera, aunque los otros no lo hagan… ¿Lo harás?