¿Por qué está Triste tu Rostro?

Omar Barajas Jiménez

Nehemías, un hombre de Dios, al parecer del pueblo de Israel de los que nacieron cuando estaban bajo el dominio de los persas. En Nehemías 1:11, se nos dice que él era copero del rey, y en 2:1 nos relata que uno de esos días en que él le llevaba el vino y lo servía al rey, llama la atención al rey el semblante que Nehemías mostraba ante él y es por tal motivo que Artajerjes procedió a preguntarle: ¿por qué está triste tu rostro?; pues nunca Nehemías había estado así delante del rey (2:1).

Nehemías no estaba enfermo físicamente (2:2) pues el rey se lo menciona y a pesar de que Nehemías quería ocultar el dolor que traía internamente, con su semblante lo exteriorizaba; es por eso que el rey le dice a Nehemías que lo que él tiene es un quebrantamiento de corazón (2:2b). Sin duda alguna, Nehemías estaba pasando por un momento de depresión y, había algo que se lo estaba causando.

I.- ¿QUÉ ES LA DEPRESIÓN?

La depresión se define en los diccionarios como: el estado de abatimiento que imposibilita a la persona para realizar cualquier cosa; y se caracteriza por una profunda tristeza inmotivada que puede ser física o mental. Tomando en cuenta esta definición, entendemos que Nehemías realmente estaba pasando por una depresión (lea 1:4).

II.- ALGUNO PROBLEMAS QUE CAUSAN LA DEPRESIÓN.

Los problemas que causan la depresión son muy variables, pueden ser desde que a una persona no se le tome en cuenta el consejo que dijo, de que se le ignore su opinión en cuanto a algo, hasta problemas muy fuertes como la pérdida de familiares; seres queridos, la destrucción o pérdida de cosas muy valiosas y estimadas para uno. En Nehemías había dos cosas que le causaron la depresión; la primera cosa era que le preocupaba el bienestar de sus hermanos, y la segunda cosa era su ciudad, le preocupaba mucho cómo había quedado la casa de sus padres (1:3; 2:3).

III.- EL PELIGRO DE ENTRAR EN LA DEPRESIÓN.

Como ya lo dijimos anteriormente y vimos, la depresión nos hace entrar en un estado de no hacer nada mas que estarse lamentando a tal grado que nos hundimos en ella y no buscamos la solución. Si no buscamos la solución al problema, las consecuencias pueden ser muy graves, a tal punto de que podemos desear la muerte. Mire lo que Nehemías hizo, mire lo que le causó a él: se sentó, lloró y así estuvo por algunos días (1:4) y no solo eso, sino que además, no quería comer (1:4) ¿grave verdad? ¿Recuerda a Judas Iscariote después que entregó a Jesús? Le remordió en la conciencia lo que había hecho y no buscó al Señor para que le perdonara, sino que en su desesperación compró un lugar con el dinero que le pagaron y se ahorcó. Hay otro ejemplo más, es el de Ahitofel, quien era consejero de Absalón (2º Sam. 17) quien, al escuchar de Absalón la negación de su consejo y dándole prioridad al consejo de Husai arquita (v. 14) arregló su burro, se fue a su casa, la arregló y después de ello, se ahorcó (v. 23). Por el simple hecho de que no fue aceptado su consejo se deprimió tanto que no quiso vivir más.

¿Qué hay en nuestros días?, ¿acaso ha cambiado algo?, ¿acaso ya no pasan las personas por la depresión?, ¿qué hay de los cristianos hoy día?, ¿será que nosotros los cristianos estamos libres de sufrir una depresión? La respuesta exigida es ¡NO! También los cristianos estamos expuestos a ello; quizás algunos ya hemos vivido uno de esos momentos en que queremos olvidar todo lo que hemos realizado, hemos pensado en dejar todo e ignorar lo que sucede en nuestro alrededor, es más, hasta olvidarnos del que nos rescató del pecado y hasta abandonar las actividades de la iglesia.

Ahitofel decidió ahorcarse y terminar con su vida por el simple hecho de que no hicieron caso a su consejo. ¿Qué pasa con el cristiano? Hoy día hay muchos cristianos “Ahitofeles” que por el simple hecho de que no se nos toma en cuenta nuestra opinión, decidimos ahorcarnos y morir espiritualmente, entramos en un estado de no hacer nada, solo venir y sentarnos a escuchar la predicación y salir rápidamente sin saludar a nadie al terminar el servicio; después de un tiempo decidimos ya no asistir, pues pensamos que ya no tiene caso ir porque ahí hay puros problemas; no dándonos cuenta que somos parte del problema.

Esto es lo que causa la depresión, no nos deja ver que somos parte del problema y que tenemos, quizás la solución para ello; no nos damos cuenta que somos nosotros mismos quienes nos estamos ahorcando y tal vez ahorcando a otros con nuestra actitud.

IV.- ¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA?

¿Qué debemos hacer ante la depresión? ¿Cuál es la solución a este estado que nos provoca desánimo hacia las cosas de Dios? La solución nos la da Dios a través de Nehemías, mire lo que él hizo en el versículo 4 del capítulo 1. No solo lloró, no solo ayunó y no solamente se quedó sentado sin hacer nada sino que, primero, reconoció que era parte del problema que le causó la depresión. Aunque él no tuvo que ver directamente, indirectamente era parte del problema. Segundo; reconoció que era Dios el único que podía ayudarlo y sacarlo del problema. Tercero, oró a Dios pidiéndole perdón no solo por los hijos de Israel, sino también por él mismo, pues se consideraba arte del problema y reconoció que no había pecado contra nadie mas que contra Dios. Note que Nehemías no era parte del problema directamente, sino que con su actitud se hizo parte del asunto, esto es muy importante pues hoy día nosotros no podemos ser parte del problema directamente, pero sí en forma indirecta y con esto no ofendemos a los hermanos sino a Dios.

¿Qué debemos hacer entonces? Debemos: Primero, reconocer que estamos o que tenemos este problema, y que somos parte directa o indirectamente de él. Segundo, una vez que reconocemos el problema, debemos levantarnos de ese estado en que estamos; no quedarnos así pues de lo contrario moriremos espiritualmente. Tercero, ya que reconocimos el problema y nos levantamos de ese estado, debemos orar a Dios reconociendo que él es el único que nos puede ayudar y pedirle perdón si hemos pecado y pedirle que nos ayude a salir de esa depresión, de ese problema, y no pedir solo por uno mismo sino también por aquellos que están involucrados, por aquellos que nos causaron la depresión y seguir adelante en el camino de Dios.

CONCLUSIÓN:

Hemos visto lo que Nehemías nos enseña a cerca de la depresión, hemos visto qué debemos hacer cuando estemos en este estado. La pregunta es: ¿esta usted en este momento pasando por una depresión? Si así es, ¿Qué está haciendo para salir de ella? ¿será un “cristiano Ahitofel” que se dejó vencer por ella y se ahorcó? ¿se dejará morir espiritualmente? O, ¿saldrá de ella encomendándose al único que puede ayudarle? La respuesta está en sus manos, Dios se la ha mostrado. Ahora de usted depende si decide salir o seguir en ella.

Dios le ayude.